En estos momentos en que inicia un nuevo período de gobierno, es tiempo de optimismo y esperanza para quienes creemos que con el esfuerzo de todos, podemos con el liderazgo de nuestro Presidente Duque, transformar a nuestro país en uno más justo, con mayores oportunidades de desarrollo para muchos, logrando mayor bienestar y felicidad.
El optimismo se refiere más a lo humano; la esperanza, a lo divino. El optimismo es la virtud humana que nos hace esperar algo mejor para el futuro, en este caso podemos alimentar el optimismo fundamentado en la creencia que con buenas intenciones, trabajo honesto, dedicación, y trabajo en equipo se pueden lograr grandes cosas. La esperanza es la virtud sobrenatural que nos alienta a luchar por ideales nobles con la confianza puesta en Dios, que si se hacen las cosas conforme a su voluntad de bien, verdad, amor, justicia y demás valores, se recogen frutos positivos en esta vida y en la eternidad.
Aprovechemos este ambiente positivo de optimismo y esperanza para ofrecer nuestras vidas y contribuir con el trabajo de todos en la edificación de una mejor nación.
Da mucho optimismo que efectivamente se le dé la importancia a la educación como el motor principal de formación integral, emprendimiento, equidad y felicidad, educación que parte de los hogares y continúa en las instituciones educativas, políticas y sociales. El desarrollo de todos es la principal tarea y la mayor riqueza que genera prosperidad y justicia. Da mucha esperanza que busquemos en nuestro interior esa relación más profunda con nuestro Creador para que podamos desarrollarnos de dentro hacia afuera en armonía con los valores superiores, con los demás y el medio que nos rodea y también para que oremos más unos por otros, encomendemos a nuestros gobernantes para que guiados por el Espíritu Santo, logremos con la ayuda de Dios y el esfuerzo de todos, grandes metas.
Da mucho optimismo la política de la legalidad, la lucha contra la corrupción en todas las esferas y el manejo de los bienes públicos por personas preparadas, técnicas y llenas de valores para modernizar el estado y sus procedimientos, para que se pueda manejar la transparencia de manera real. Da mucha esperanza que si realmente se manejan las cosas de acuerdo a las leyes divinas de honestidad e integridad, Dios reinará en medio de nosotros para que podamos construir una nación noble y grande.
Da mucho optimismo que se defienda la vida, la familia y la sociedad, porque son los pilares que permiten la integridad, la felicidad y el progreso. Da mucha esperanza porque Jesucristo en sus enseñanzas, nos expresa que unidos a Él, tenemos vida en abundancia y vivimos más los valores familiares y sociales, fundamentados en el amor.