El cambio positivo que queremos lograr en Cartagena y Bolívar depende de la educación de nuestra gente.
Es triste reconocer los bajos índices de calidad de la educación en la mayoría de las Instituciones Educativas. Son pocos los estudiantes que alcanzan resultados satisfactorios en las pruebas que miden su ruta de aprendizaje. Las condiciones de infraestructura educativa, los recursos didácticos y la falta de personal especializado para la atención de problemas psicosociales también requieren grandes esfuerzos. Además, nos falta trabajar de manera intencional y efectiva los temas de crecimiento personal, desarrollo del ser, comportamiento ciudadano, formación en valores éticos y espirituales y desarrollo de los talentos naturales de los estudiantes.
El autor Ken Robinson afirma: “la educación no necesita sólo ser mejorada, requiere una total transformación”. Una educación que sea mucho más personalizada, enfocada en las realidades de la persona y del ambiente que le circunda, como instrumento de potenciación individual y de la sociedad.
Recientemente columnistas se han referido a que estamos a sólo 15 años de celebrar los 500 años de fundación de Cartagena, quiero animar a que pongamos el acelerador en nuestras gestiones relacionadas con la Educación. Las problemáticas sociales muestran un importante rezago en nuestro desarrollo. Qué maravilla que trabajemos con una visión clara y priorización efectiva de estrategias en pos de conseguir una educación de calidad que aporte a la prosperidad y felicidad de las personas, las familias y la sociedad.
Que el 2018 sea el año para una construir una visión de futuro clara: ser la ciudad y departamento con mejor educación del país. Distinguidos por la promoción de los talentos de nuestra gente, valorando la identidad cultural e inspirando un sentido cívico de convivencia, en donde cada uno aporte lo mejor de sí. Una educación que desarrolle las facultades del ser humano (inteligencia, voluntad, afectividad, espiritualidad), logrando de Cartagena y Bolívar, ambientes en los que reina el trato amable, la generosidad, la responsabilidad y el servicio.
Para esto, se requiere priorizar los recursos distritales, departamentales, nacionales y el compromiso del sector empresarial. Que se dé un manejo gerencial a los recursos con transparencia, eficacia y continuidad de propósito en el tiempo.
Las lecturas de hoy*, nos invitan a estar disponibles para el seguimiento de la voz de Dios en nuestro corazón. Él siempre nos invita a dar lo mejor de nosotros mismos en bien por los demás. Enamorémonos de hacer de la educación, nuestro mejor servicio para la transformación de todos. ¡Con fe, esperanza, amor, voluntad y trabajo, lo lograremos!
*,1 Sam 3, 3-10. 19; Sal 39; 1 Co (6, 13-15. 17-20); Jn 1, 35-42