Hoy resuenan las palabras que nos decía San Juan Pablo II: “No tengan miedo, abran las puertas a Cristo”, animándonos a llenarnos de su gracia para defender siempre el bien, los principios y valores cristianos, aunque nuestra vida no sea fácil, aunque corra peligro frente a algunos poderes económicos y políticos que promueven acciones y leyes en contra del bien común, que hacen daño a la humanidad, para sacar provecho para sus agendas.
Jesús nos anima a defender con valentía su nombre y las actuaciones conformes a sus enseñanzas porque, aunque tendremos persecuciones, Él defiende nuestra vida para hacernos merecedores de la vida eterna: “Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo”. *
Afortunadamente no son pocos los valientes quienes, inspirados en su amor a Dios y a los demás, trabajan en proyectos provida, defienden la familia de tantas ideologías que quieren hacerle daño, grupos que defienden y promueven los valores cristianos en medio de un mundo bastante secularizado que lleva a ridiculizar las creencias y a pretender quitarles el lugar central que éstas tienen en el proyecto de vida de las personas. Ellos tienen el coraje para ir en contracorriente de aquellos movimientos proaborto, pro eutanasia, pro costumbres amorales, que son muy bien financiados y con manipulación semántica, pretenden mostrar como buenos comportamientos que nos degradan como personas.
La fe, contrariamente a lo que afirma Marx, es el mejor antídoto que mueve la voluntad humana a luchar por nobles ideales que nos lleven a buscar siempre a ser mejores personas con la ayuda del Espíritu Santo, a pesar de que algunas fuerzas del mundo quieran imponer formas de comportarse guiadas por el materialismo, la búsqueda del placer como fin, pero que esconden males perversos para el ser humano.
Hoy hay testimonios de personas valientes que estuvieron vinculadas al negocio macabro del aborto, y están hablando y exponiendo con coraje, todo el trasfondo de dolor, perjuicio, daño físico, mental, emocional y espiritual que conlleva a todos los involucrados; muestran la deshumanización, los negocios y mentiras que se ocultan con una propuesta de aparente defensa de los derechos de la mujer, cuando además del bebé por nacer, ella es la más perjudicada.
Defendamos todo lo que nos hace mejores hijos de Dios, viviendo los valores cristianos en medio de las realidades cotidianas de la vida. Decía san Josemaría Escrivá: “Dios nos llama a servirle en y desde las tareas civiles, materiales, seculares de la vida humana: …en el hogar de familia y en todo el inmenso panorama del trabajo, Dios nos espera cada día”.
*Jer 20,10-13; Sal 68,8-10.14.17.33-35; Rom 5,12-15; Mt 10,26-33