¡Qué maravilla la nueva encíclica del papa Francisco “Dilexit nos”, que significa: “Nos amó”!. Dios nos ama intensamente y sigue expresándolo mediante el amor humano y divino de su Hijo Jesucristo.
Amo profundamente a Jesucristo y la devoción que más me cautiva es la de su Sagrado Corazón, así que la encíclica realmente me deleitó y me anima a seguirla meditando. El corazón es un símbolo natural de su inmensa caridad, de su infinito amor. “Nos amó” dice San Pablo* y nada podrá separarnos de ese amor.
Jesucristo nos invita a la confianza en su infinito amor y misericordia, que nos dejemos amar por Él y lo sigamos para que aprendamos a amar a los demás a través de su amor en nosotros. El papa nos invita a descubrir ese amor para que podamos sanar nuestras heridas, las del mundo y las de las personas que nos rodean.
Cuando el corazón de Nuestro Señor fue atravesado por la lanza, se derramó sobre cada uno de nosotros y sobre la humanidad como fuente de gracia que sigue actuando cuando le abrimos el corazón en la oración, en los Sacramentos, en todas las circunstancias de la vida cotidiana y en las relaciones con los demás. Es un corazón que propicia la acción del Espíritu Santo en nuestra alma, lava nuestros pecados, nos da de beber y nos llena con su gracia.
El corazón de Jesucristo expresa su esencia, su centro, sus afectos, su plan de redención y salvación. A través de su corazón experimentamos a Cristo entregado por amor a Dios y a nosotros en la cruz, al tiempo que lo experimentamos vivo y resucitado, transformando nuestros corazones y dándole sentido a nuestras vidas. Él actúa uno a uno, persona a persona, rehaciéndonos desde adentro.
El papa, con un lenguaje sencillo, nos ayuda a interiorizar más las maravillas de nuestra fe y de nuestra esperanza, porque Dios, quien es el amor en esencia, desborda ese amor por nosotros hablándonos desde su corazón al nuestro. Dice el papa que es el corazón el que nos distingue, nos configura en nuestra identidad espiritual y nos pone en comunión con los demás.
Hace también un recuento sobre la importancia que tuvo la devoción al Corazón de Jesús para muchos santos. Por mencionar algunos: san Vicente de Paul, san Juan Eudes, san Ignacio de Loyola, santa Teresita, santa Madre Teresa de Calcuta, san Juan Pablo II, san Francisco de Sales quien decía: “ese corazón adorable y amable de Nuestro Maestro ardiendo del amor que nos profesa tiene los nombres escritos de cada uno personalmente”.
Los animo a que meditemos la encíclica sobre el amor humano y divino de Jesucristo, para que, con un corazón agradecido por tanto amor, pongamos en Él nuestra confianza y nos sintamos invitados a corresponderle. “Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío”,
*Rom 8, 37