Estos días hemos enfrentado situaciones difíciles, la muerte de personas muy queridas, la enfermedad de alguien cercano, para la mitad del país, la pérdida de las elecciones en Colombia, nos parecía que otros ofrecían más garantías de un liderazgo positivo hacia la justicia, prosperidad, paz, honestidad, confianza, valores cristianos, libertad, orden y desarrollo.

Las lecturas de hoy nos inspiran a continuar el camino con la confianza puesta en Dios, entendiendo que la vida no es fácil, que necesitamos trabajar lo que esté a nuestro alcance y lo demás ponerlo en manos de Dios; desapegarnos, aprendiendo a vivir en la libertad de los hijos de Dios, viviendo las realidades de este mundo siempre en perspectiva de cielo.

Frente a las pérdidas de las personas queridas, dar gracias a Dios por la vida, el amor y el tiempo compartidos, apreciar sus huellas y con fe comprender que nos espera una mejor vida si confiamos en Jesucristo y vivimos conforme a sus enseñanzas.

Frente a la enfermedad agradecer la vida y a todos los médicos y personas que trabajan por la salud, los avances de la ciencia y meditar siempre sobre la trascendencia de la existencia.

Frente a las elecciones, trabajar por una democracia más madura en la que los votos no sean manipulados, ni mal informados por calumnias a los oponentes. Seguir trabajando para aportar en la construcción de una mejor patria y ser vigilantes y participativos frente a los desafíos de defender la libertad, la vida, la familia, todos los principios y valores cristianos, orar por nuestros gobernantes para que conviertan a Dios el corazón y actúen desde el amor, la honestidad, la integridad.

En las lecturas de hoy*, nos recuerdan que Cristo nos ha liberado para que conquistemos la libertad y nos invita a mantenernos firmes para no caer en esclavitud; la libertad que nos da Cristo nos hace que queramos ser servidores unos de otros en el amor: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. La libertad no es dejarnos llevar por los deseos de la carne, sino que siempre estemos caminando según el Espíritu.

Jesús va camino a Jerusalén y en Samaria no quisieron recibirlos, Jesús regaña a sus discípulos porque querían hacer caer fuego sobre ellos, no habían comprendido que el poder que Él quiere instaurar es el del amor. A quienes quieren seguirlo les advierte que van a tener dificultades y que no deben mirar hacia atrás, la entrega requiere total disposición y desapego para servirlo.

La máxima manifestación de libertad y servicio por amor se expresa en el Sagrado Corazón de Jesús, quien se entrega a la humanidad para su salvación y nos inspira a trabajar unidos a Él para que más almas disfruten de los dones del Espíritu Santo.

*Rey 19, 16b.19-21; Sal 15; Gal 5, 1.13-18; Lc 9, 51-62

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