Papi le agradezco a Dios por tu vida y quiero aprovechar este espacio para expresarte algunas de las muchas cosas que me fascinaban de ti, que son un gran ejemplo para todos:
La familia unida que nos regalaste, llena de amor, comprensión y estímulo, con gran amor por mi mamá y por nosotros lo que fue muy importante para nuestro desarrollo y felicidad. Ese amor que te regaló Dios, tú muy sabiamente lo supiste cuidar y repartir entre tantas personas que se nutrieron de tu calidez, sabiduría, generosidad y don de gentes. Me fascinaba tu expresividad, tu efusividad y energía con la que transmitías tus sentimientos de gratitud, valoración y reconocimiento, haciendo sentir a los demás importantes para ti.
Me encantaba tu coherencia, tu claridad sobre los principios divinos y humanos y preferías dejar pasar las oportunidades si no eran plenamente coherentes con ellos. Tenías una disciplina, puntualidad y un orden maravillosos, distribución apropiada del tiempo: para el trabajo, la familia los amigos, las comidas diarias, la siesta, la meditación, la oración, la lectura, los ejercicios físicos, los medios de comunicación. La prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia, fueron virtudes que siempre te esmeraste en integrar a tu carácter. La fe en la Divina Providencia, la esperanza y el amor, tus cimientos.
Me gustaba mucho tu capacidad de trabajo y de hacer realidad tus ideas. Nada te parecía imposible, una idea bastaba que fuera formulada y te pareciera atractiva, para que movieras cielo y tierra para hacer lo que estuviera a tu alcance y mover a los demás, para hacerla realidad.
Escuchabas de manera activa, disfrutabas poner a opinar a los demás primero, escuchabas sus puntos de vista y luego tú decías con claridad tus ideas, con respeto, con asertividad.
A cualquier reunión de trabajo le sacabas el espacio a hablar con pasión de los proyectos de ciudad y de país. Tu preocupación por la corrupción política te inquietaba mucho, siempre con gran deseo de ver las realidades transformadas y los recursos y bienes públicos invertidos en el desarrollo de la gente y de las ciudades.
Tu pasión de dejar un legado, ese motor incansable para avanzar en nuestro proyecto de Geniales, convencido que la gran transformación de la sociedad empieza en nosotros mismos, las familias, organizaciones y sociedad, de dentro hacia a fuera, potenciando los talentos, fortaleciendo el carácter y la inteligencia emocional y teniendo claridad de proyectos de vida que apoyen a las personas a vivir con pasión y entusiasmo, haciendo realidad sus propios sueños con emprendimiento, conquistando la felicidad integral que se logra en la excelencia.
Gracias papi, te extrañamos mucho!, que tu ejemplo nos impuse a ser mejores cada día. Que Dios te premie tu trabajo y generosidad.