Hoy, cuarto domingo de Cuaresma coincide con las elecciones para el Congreso de nuestra querida patria y se selecciona candidato a la Presidencia de distintos partidos políticos.

Las lecturas de hoy muestran cómo el comportamiento de los ciudadanos de Israel de determinada época, repercute en el destino de su patria y de sus habitantes. Dios da la libertad de elegir libremente y si, por acción o por omisión, permitimos comportamientos contrarios al bien común éstos tienen efectos muy nefastos en la sociedad.

En el evangelio Jesús le explica a Nicodemo, y hoy a nosotros, que Él es la luz que ilumina nuestro camino, que su cruz es la fuente de nuestra redención, que quien cree en Él tiene vida eterna y nos invita a tener actuaciones conformes a esa luz, es decir que actuemos conforme al bien, a la bondad, al amor, a la misericordia, para que no nos dejemos esclavizar por los males, odios, violencias, indiferencia ante el dolor ajeno.

La elección de hoy tiene mucha importancia, elegimos a las personas que marcan la ruta de nuestra nación. No podemos dejarnos llevar sólo por favoritismos de partido o de amistad, es nuestro deber analizar a las personas, su criterio, su comportamiento, para ver si realmente pueden representar los intereses de la patria y del bien común, si trabajarán por  leyes que sean positivas y constructivas y no vayan en contra de la integridad humana y social.

Ejerzamos ese gran poder que nos otorga nuestra democracia, hagámoslo con amor y civismo, para que nos representen dignatarios dignos, correctos, honestos, trabajadores, que defienden al ser humano, a su dignidad, a su bien integral y al bien común. Demostremos en las urnas que eso es lo que queremos. 

Colombia es una gran nación. A pesar de todas las vicisitudes que hemos vivido, nuestra gente es alegre, optimista, llena de fe y esperanza. Trabajemos con más ahínco por superar las condiciones de pobreza con educación de calidad y oportunidades dignas de trabajo, desarrollando y promoviendo lo mejor de cada uno al servicio de los demás y dejándonos orientar desde nuestro interior por Jesús, quien sana nuestro pecado y nos guía en nuestras decisiones. “Somos obra suya, creados por medio de Cristo Jesús para realizar las buenas acciones que Dios nos había asignado como tarea”.

Que todas las jornadas frente al Santísimo Sacramento, los ayunos, los sacrificios de esta Cuaresma, el sacramento de la reconciliación, den frutos positivos de salvación para todos y para nuestra querida Colombia, que su poder legislativo, ejecutivo y judicial sea manejado por personas que honran a Dios con su mente, su corazón y sus actuaciones y sean guiadas por el bien, el civismo y el amor.

2Cr36, 14-16. 19-23; Sal 136; Ef 2, 4-10; Jn 3, 14-21  

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