Este nuevo año se reconstruirá el templo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Bocagrande, después de tantos años de prestar excelentes servicios, se quedó pequeño para el número de feligreses y se fue deteriorando mucho, lo que ya ameritaba una intensiva intervención.
Es muy hermoso el proceso de construcción de un templo, si nos involucramos activamente. En la Florida, fui participe de la construcción de la Iglesia San Bonaventure y la Iglesia Sta. Katharine Drexel y pude ser testigo de la revitalización de la fe individual y colectiva, la participación activa y trabajo mancomunado de los feligreses, logrando no solo templos muy bellos y cómodos, sino comunidades más unidas en la fe, la esperanza y el amor a Dios y a los demás.
Al tiempo que se reconstruye el templo, podemos también ir reconstruyendo el templo de nuestra vida, de cara a Dios y a su Reino. Revisar si nuestra piedra angular es Jesucristo, apoyar nuestra vida en la roca firme, para que no esté a merced de los vientos y tempestades. Ir revisando nuestra mente y corazón llenándonos del amor de Dios y al tiempo trabajar con entusiasmo por hacer realidad la meta colectiva. “Así ustedes, unidos a Cristo, se unen a todos entre sí para llegar a ser un templo en el cual Dios vive por medio de su Espíritu”*
Que el nuevo templo sea construido con piedras vivas, vibrantes de amor por Dios y por los demás, que se refleje en nuestra comunidad que invertimos en nuestra fe, que aportamos oración, dinero, tiempo, esfuerzos, voluntad, en las cosas de Dios y en nuestro crecimiento espiritual y comunitario.
La Iglesia ha sido parte fundamental en nuestras vidas, ayudándonos a crecer en el conocimiento de Dios, ha sido testigo del nacimiento de nuestras familias en el sacramento del matrimonio, celebramos muchos de los sacramentos de nuestros hijos, familiares y amigos. En nuestra Iglesia nos ponemos en comunión con Dios y con los demás, despedimos a nuestros seres queridos cuando marchan hacia la vida eterna y seguimos unidos a ellos en cada Eucaristía.
Nuestro Templo conservará sus más valiosos tesoros, la historia de trabajo con fe de los primeros feligreses, la bella ubicación en el corazón del barrio por generosidad de la Andian, el hermoso Cristo moreno español de gran tamaño y demás imágenes. Nos seguiremos sintiendo en casa, en una edificación que conserva su esencia, con una arquitectura moderna, un espacio más amplio y adecuado, en condiciones óptimas para que las futuras generaciones puedan seguir creciendo en el amor a Dios y a los demás.
Trabajemos de la mano de María por la reconstrucción de nuestro templo personal y comunitario, donde nos postremos ante Dios, Santísima Trinidad, y sea un punto de encuentro de nuestra comunidad para aprender a vivir mejor en el amor, la justicia, la verdad, el perdón, el bien, la bondad y la paz.
*Ef 2, 21-22;